Soñadores que me siguen

sábado, 31 de enero de 2009

Me llamo Pepita


Las vacas con nombre dan más leche

Investigadores de la Universidad de Newcastle demuestran lo beneficioso que es tratar a estos animales con afecto.

El cariño es necesario. Para las vacas también. Es más, las que se sienten tratadas con afecto son más felices y producen hasta 250 litros más de leche al año. O eso es lo que dice un estudio reciente realizado por investigadores de la Facultad de Agricultura, Alimentación y Desarrollo Rural de la Universidad de Newcastle, al noreste de Inglaterra. (leer más)

Esta mañana leía yo en La Vanguardia la noticia de arriba expuesta y la verdad es que cuando vamos por la montaña y las vemos, pastando placidamentes, no podemos evitar al mirarlas que se nos escape una sonrisilla por la alegria que nos dan verlas.

Hace tiempo leí un libro de Bernardo Atxaga que se titulaba "Memorias de una Vaca" en el que contaba la historia de una vaca que se revelaba a que todo el mundo la tratara de tonta, que si, que estaban todo el tiempo pastando y meneando el rabo, pero ella no era tonta. Luego nos explicaba lo crueles que podíamos ser los humanos a llevar a las vacas o toros a los encierros callejeros. (No voy a entrar en este debate público, no es el momento)

Volviendo al artículo de La Vanguardia... me ha hecho pensar que a partir de ahora, cuando vaya por "esos montes de Dios" ya no me mirare de la misma manera a estos seres gordos y grotones, que nos miran con sus ojos asustadizos y si nos acercamos a una cierta distancia nos gruñen.

A partir de ahora creceré en respeto hacia ellas, hablándoles de usted, preguntándoles ¿como se encuentran hoy? y como no las conozco de nada, sacare el tema del tiempo, tema siempre recurrido y que llena espacios de tiempo (encuentros) incómodos.


1 comentario:

  1. Eso dicen de todos los animales en general, creí leer o escuchar alguna vez.
    Yo a las vacas nunca les he tenido simpatía ni nada, me eran indiferentes, pero desde hace unos años siento algo especial por ellas. Y este sentimiento ha crecido poderosamente desde que una buena amiga me dijo que eran el símbolo de la maternidad. No sé si esto será cierto o no, no lo he comprobado, pero a mí ya me va bien.
    ¡¡Vivan las vacas!!

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