Soñadores que me siguen

jueves, 8 de enero de 2009

Mi tia

Hace un año fui a Zaragoza a ver a mi tia, una ancianita de 97 años fuerte como un roble.

La encontramos muy bien, con un poco de alzehimer, debido a la edad, pero con ese sentido del humor que adquieren las personas mayores cuando llegan a cierta edad.

No nos reconocio, aunque dentro de su mundo cuando hablaba con mi hermano lo llamaba por su nombre.

Se habia vuelto adicta al café, que tomaba en grandes dosis con mucho azucar. Era muy graciosa verla pedirle a su hija a todas horas si ya habia puesto la cafetera. Nos hizo mucha gracia...

Ayer por la noche nos llamo su hija y nos dijo que no se habia despertado. Tubo eses tipo de muerte que deseamos todos, placida y sin dolor.

Nos quedaremos en la memoria con sus ultimas sonrisas y sus ultimos cafés. Francisca se llamaba, tia Paca para toda su familia.

2 comentarios:

  1. Pues vaya,... sí; todos pensamos que es una forma de irse en paz, con cierta dulzura, sin aparentes sufrimientos ni para ella ni para su entorno (aparte de la pérdida en sí misma).

    podi-.

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  2. Seguramente gozaba de muy buen humor. Parece que es una buena vacuna para labrarte una muerte dulce y no pasarte meses en la UVI con enchufes y tubos por todo el cuerpo. Que sólo de pensarlo me da...

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