Soñadores que me siguen

domingo, 12 de octubre de 2008

La fragíl línea

Mí madre, una mujer sencilla, fuerte y trabajadora, luchadora en todos los aspectos. Le gusta leer, devora libros... los animales, el sol, las películas de intriga, chafardear...

Ayer mientras hablamos de nuestras cosas le puse un pañuelo al estilo árabe y en dos minutos retrocedió a la edad media...

En ese momento perdió toda su vida.

Los Árabes,
nos hemos acostumbrado a convivir con ellos en un corto periodo de tiempo, sin darnos cuenta nos hemos acostumbrado a verlos por nuestro viejo Raval, en los pueblos que vamos dejando atrás cuando vamos en busca de nuestras queridas montañas. Aquí también nos los vamos encontrando. En los colegios de nuestro hijos, en sus restaurantes, a los que acudimos a conocer su cultura culinaria. Les alquilamos nuestros pisos, trabajamos con ellos... y así, poco a poco los vamos conociendo cada día un poquito más.

Nosotros,
como sociedad culta y avanzada, pensamos e incluso clasificamos en que tan solo son hombres, con sus virtudes y debilidades. Gente luchadora que un día dejaron su tierra (quién la tuviere) por que no tenían nada y al no tener nada, no tenían nada que perder. Pero no podemos evitar mirarlos de reojo demostrando así que somos débiles y desconfiados. Miedosos de perder lo que incluso no sabemos que tenemos.

Poquito a poco nos han ido introduciendo su cultura, sus costumbres, su modo de hacer y ese saber de pasar inadvertidos. Se han ido construyendo un pedacito de su pueblo en el nuestro, acercándose así a la delgada línea en el que tanto ellos como nosotros, un día saltamos perdiéndolo todo para encontrarnos con una nueva vida.
Quiero dejar claro, que no hablo de ellos de forma racista, todo lo contrario, hablo de ellos por las circunstancias de la foto. Si hubiera disfrazado a mí madre de china, india, negrita del Congo... hubiera hablado de otra etnia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario