Soñadores que me siguen

lunes, 23 de noviembre de 2009

Pecado capital: LA RABIA

Es curioso las reacciones que tienen la gente. Ayer viví uno de los siete pecados capitales: LA RABIA.

Hace 15 días avise a la empresa donde estaba trabajando, solo los fines de semana alternos, mi renuncia al puesto que desempeñaba como recepcionista y este finde era el último en cuestión. El día que fui a llevar el comunicado por escrito no se encontraba en el centro el director del mismo y no se me ocurrió ir a comunicarselo a la coordinadora de apartamentos, mí superior directa. Error!!! por mí parte lo reconozco, pero así quedo.

El viernes me pidieron si podía ir por la tarde a cubrir a la trabajadora de ese turno que tenia solicitado un día de fiesta y no tenían con quién cubrirlo.

Al llegar y durante toda la tarde mientras estuvo la coordinadora no me hizo ningún comentario al respecto de mi marcha de la empresa, ni yo tuve la ocasión de sacar el tema, por lo que cuando se fue se dirigió a mí persona dejandome las llaves y dandome instrucciones de como proceder con una residente. Me pareció raro que no me dijera nada, pero yo tampoco le dije nada, por lo que a la media hora ya me había olvidado del tema.




Domingo, 18:00h... (suena el teléfono)

- Collserola, many...?

- ¿Hola, como va todo?.- era la coordinadora de apartamentos.

- Bien!, esta todo tranquilo...ah...se ha estropeado la lavadora de la primera...

- Vale. Bueno, que sepas que ya se que es tu último día. Muchas gracias por decírmelo.

- Se lo dije a Pau (director del centro) y di por hecho que él te lo había comunicado.

- ¿ES QUE YO NO SOY NADIE?¿ES QUE NO PINTO NADA?.- me dijo subiendo el tono de voz.

- Perdona si te ha molestado, no era mí intención.- aquí puse tono de suplica mientras notaba que se dibujaba una sonrisilla en los labios. Je je, que patética e infantil me estava pareciendo...

- ... ummmmm... Bueno! que te vaya muy bien en tu nuevo trabajo!.- acto seguido colgó el teléfono.

Me quede con el auricular en el oído y los ojos como platos. No me podía creer lo que me acaba de pasar y mucho menos la reacción de una persona de 55 años, que se había guardado toda su rabia y resentimiento todo el fin de semana hasta que se había decidido a llamarme (borracha lo más seguro, se me había presentado en el centro alguna que otra vez en estado de ligera embriaguez) soltándome todo aquello por la boca.

Por lo demás, todo bien, me desearon aún con lástima de perderme como empleada, toda la suerte del mundo, que me fuera muy bien y que realizara todos mis sueños. Salí de allí a las 21h con una gran sonrisa.



1 comentario:

  1. No te preocupes, el ataque de cuernos que tuvo tú coordinadora era pq se le iba una buena trabajadora... Eso sí, para la próxima vez, avisa a todos tus superiores!!!

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