Tenia unos veinte años, con el pelo rizado que le cubría media espalda y unos arrebatadores ojos color almendra. Estaba acostumbraba a ir descalza aunque la gente le regalaba zapatos, ella no los quería, por que sintiendo el suelo bajo sus pies se encontraba en contacto con la tierra, en su caso con su odiada no ciudad.
Últimamente le había dado por cantar canciones rumanas, canciones de su tierra lejana. Lo hacia a grito pelado, no se si por añoranza o por su desesperación a tanta miseria y soledad, llevaba seis años viviendo en la calle y su cuerpo y su mente ya no sabían en donde habían dejado su casa.
Aquella tarde subía por las Ramblas y al llegar al Pla de la Boqueria se acerco a beber agua de la calle Boqueria. Era una tarde cálida de primavera...
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Peter últimamente hablaba sin parar una charrameca en inglés que nadie entendía, se pasaba horas hablando y hablando, discutiendo consigo mismo, razonando sin llegar a ninguna parte. Y entonces la vio que se acercaba una bella chica descalza hacia él y callo.
Ella le miro a los ojos y tras un largo silencio empezó a tatarear una antigua canción de cuna que había sentido cantar a su madre mientras mecía el hambre de su hermano pequeño.
El dio un paso hacía ella y le cogió las manos, suavemente, en el instante que una lágrima le rodaba por la mejilla izquierda. Ella, ante el contacto cálido de sus sucias manos, subió el tono de su voz y sus ojos sonrieron.
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Hace días que ya no veo a Peter en su fuente, no sé que le ha pasado, donde se ha metido... Tal vez la urbana ha hecho una "limpieza" de la ciudad y se lo han llevado para que los turistas no se lleven una mala imagen de esta hipócrita ciudad. O tal vez ha decidido irse a su ciudad, o cambiar de fuente, o quién sabe... Peter ya no esta...